Los nuevos gobiernos municipales surgidos de las elecciones del pasado 22 de mayo cumplen 50 días en el poder. En mi pueblo, Sanlúcar la Mayor, con poco más de 13.000 habitantes, cambió el color del ejecutivo local.
Tras dos mandatos -que no legislaturas- del PSOE, el primero con mayoría absoluta y el segundo simple, se produjo el relevo en el gobierno del consistorio sanluqueño. Un cambio que no se derivó de una decisión drástica del votante porque el resultado de los comicios de este 2011 fue similar al de los anteriores, 8 ediles para los socialistas, 5 para el Partido Popular (PP) y 4 para Alternativa Por Sanlúcar la Mayor (APSM).
El alcalde, en esta ocasión, es Juan Antonio Naranjo, líder de APSM, que ha llegado al primer sillón municipal tras el pacto de gobierno de su formación con el PP, que encabeza Antonio Manuel Pérez. Con este panorama, el anterior alcalde Raúl Castilla -que sustituyó al fallecido Juan Escámez-, es el referente de la oposición.
Después de 50 días de gobierno municipal el ambiente político sigue tan enrarecido como crispado entre los ediles de las tres formaciones y entre los militantes y simpatizantes de unos y de otros. Parece que todavía ninguno de los protagonistas ha asumido su papel.
El PSOE partía con la ventaja del mayor número de votos, de concejales y de experiencia de gobierno en solitario con mayor o menor respaldo. Sin embargo, esa experiencia entre sus dirigentes les hacía intuir que esta vez la falta de mayoría absoluta les iba a dejar en la oposición, pese a la casi exigencia, más que un deseo, de que se dejara gobernar a la lista más votada.
Nada más lejos de la realidad. La misma realidad que cambió el parecer del presidente del PP andaluz, Javier Arenas, que también había promovido que ejercieran los gobiernos locales las listas más votadas. Curiosamente el impedir que los socialistas gobernaran tampoco les ha dado la alcaldía a los populares, socios en el equipo de gobierno.
Mientras que el PP parece estar en segunda fila esperando su turno en la segunda mitad del mandato, APSM hace ostentación del primer sillón municipal, que le otorga la presidencia del Ayuntamiento sanluqueño, y de las delegaciones con más peso para sus 4 de los 17 concejales de la corporación.
Clara está la reivindicación socialista, con su mayoría de 8 representantes municipales. Pero las matemáticas enseñan que 4 y 5 son 9 y 9 son más que 8. Una numerología que, además, está respaldada por la legalidad y el sistema establecido, que es el que es, guste o no, mientras no se cambie.
De la misma medicina debe tomar nota quien proclama, PP, una intención que luego sigue según convenga dónde, cómo y en qué. Se puede decir muy alto pero no más claro. La normativa es la que es y está vigente. Y si no gusta, que los políticos propongan y los ciudadanos dispongan.
Y si votantes de uno u otro socio en esto de los pactos se considera decepcionado, ya sabe. Dentro de cuatro de años sigue siendo libre. La política es así, porque la ética es otra cosa.
Después está la hora de la verdad. En campaña electoral ni Alicia estaría más a gusto en su país de las maravillas. Luego, tras decisión de urnas primero y pactos o no después, todo lo podemos ver como Gulliver en sus viajes dependiendo de la fuerza real y moral.
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Cuaderno en el que contar lo que pasa y lo que se puede demostrar, propio y ajeno, desde cualquier punto de vista, oral o escrito...y más allá.
jueves, 18 de agosto de 2011
martes, 16 de agosto de 2011
¡No soy puta… soy periodista!!!
Agitando un carnet, la guapa Karen Lotter gritaba “¡No soy puta, soy periodista!”. El problema es que aquel cartoncito era lo único que llevaba puesto. Y su compañero de cama en el burdel también sacó un carnet y vociferó “¡No soy cliente, soy policía!”.
¿Qué historia tan extraña es ésta? Es de las buenas, de aquellas que los colegas deben conocer para contemplar hasta qué extremo pueden llegar algunos buenos periodistas de investigación.
En 1991 nuestra colega Karen, del “Weekly Mail” de Johannesburgo, decidió culminar un reportaje sobre abusos policiales a prostitutas haciéndose pasar por una de ellas. Era la mejor manera, pensó, de atrapar con las manos en la masa a esos malos detectives.
Se puso de acuerdo con el operador de las “señoritas de compañía” y se instaló en el hotel en que aquellas trabajaban, a esperar a que llegara la policía.
El proxeneta, que estaba contento con la idea de vengarse de los policías, se enteró de aquella noche habría redada y se lo advirtió a Karen, quien se preparó para culminar su reportaje.
Llegaron los cliente, se hicieron los tratos y Karen marchó a una habitación con un caballero que, para su infinita sorpresa ¡era un policía miembro de “Brigada contra el Vicio”!!
Los policías que sorprendieron a la pareja acusaron formalmente a la todavía presunta periodista de ejercer la prostitución clandestina. Pero ella ya tenía el material que necesitaba y apenas liberada bajo fianza publicó en su revista un apabullante informe sobre los métodos policiales, abusos y extorsión a las prostitutas.
La venganza policial no se hizo esperar y los fiscales insistieron en que Karen Lotter mentía, que era prostituta profesional y que aquello del carnet y el reportaje eran solo coartadas para encubrir su verdadero oficio.
Por supuesto el caso llegó a los periódicos y al gremio y durante días el juicio acaparó la atención pública porque, entre otras cosas, se debatía si era válido que una periodista pusiera trampas de tal envergadura para conseguir la noticia-denuncia que buscaba.
El Tribunal sudafricano falló en abril del 92 a favor de Karen Lotter y la absolvió del cargo de prostitución clandestina porque, dijo en la sentencia, “merecía el beneficio de la duda”.
Nuestra guapa, emprendedora y valerosa colega tenía entonces 31 años y hoy sigue siendo una respetada e importante profesional con éxitos en su trabajo de Investigación (les recomiendo buscarla vía Google). Pero sin duda aquella faena del burdel pasará a la historia del periodismo temerario y de sacrificio extremo por lograr una buena noticia.
Así lo cuenta Juan Gargurevich http://tiojuan.wordpress.com/2011/08/13/%C2%A1no-soy-puta-soy-periodista/
¿Qué historia tan extraña es ésta? Es de las buenas, de aquellas que los colegas deben conocer para contemplar hasta qué extremo pueden llegar algunos buenos periodistas de investigación.
En 1991 nuestra colega Karen, del “Weekly Mail” de Johannesburgo, decidió culminar un reportaje sobre abusos policiales a prostitutas haciéndose pasar por una de ellas. Era la mejor manera, pensó, de atrapar con las manos en la masa a esos malos detectives.
Se puso de acuerdo con el operador de las “señoritas de compañía” y se instaló en el hotel en que aquellas trabajaban, a esperar a que llegara la policía.
El proxeneta, que estaba contento con la idea de vengarse de los policías, se enteró de aquella noche habría redada y se lo advirtió a Karen, quien se preparó para culminar su reportaje.
Llegaron los cliente, se hicieron los tratos y Karen marchó a una habitación con un caballero que, para su infinita sorpresa ¡era un policía miembro de “Brigada contra el Vicio”!!
Los policías que sorprendieron a la pareja acusaron formalmente a la todavía presunta periodista de ejercer la prostitución clandestina. Pero ella ya tenía el material que necesitaba y apenas liberada bajo fianza publicó en su revista un apabullante informe sobre los métodos policiales, abusos y extorsión a las prostitutas.
La venganza policial no se hizo esperar y los fiscales insistieron en que Karen Lotter mentía, que era prostituta profesional y que aquello del carnet y el reportaje eran solo coartadas para encubrir su verdadero oficio.
Por supuesto el caso llegó a los periódicos y al gremio y durante días el juicio acaparó la atención pública porque, entre otras cosas, se debatía si era válido que una periodista pusiera trampas de tal envergadura para conseguir la noticia-denuncia que buscaba.
El Tribunal sudafricano falló en abril del 92 a favor de Karen Lotter y la absolvió del cargo de prostitución clandestina porque, dijo en la sentencia, “merecía el beneficio de la duda”.
Nuestra guapa, emprendedora y valerosa colega tenía entonces 31 años y hoy sigue siendo una respetada e importante profesional con éxitos en su trabajo de Investigación (les recomiendo buscarla vía Google). Pero sin duda aquella faena del burdel pasará a la historia del periodismo temerario y de sacrificio extremo por lograr una buena noticia.
Así lo cuenta Juan Gargurevich http://tiojuan.wordpress.com/2011/08/13/%C2%A1no-soy-puta-soy-periodista/
sábado, 13 de agosto de 2011
La insortable levedad del ser...político
El crítico es el enemigo. Por eso hay que matar al mensajero. Aunque pregunte por lo que cualquier ciudadano querría saber. Todo sea por el partido. La insana costumbre de ejercer poltrona donde no se tiene ni idea profesional, pero se cobra bien, tiene estas cosas.
Está claro que los periodistas no son dioses. Ni siquiera objetivos. Son sujetos y, forzosamente, reflejan una carga subjetiva. Pero el buen periodista, que haberlos haylos, tiende a la neutralidad, al contraste de fuentes y opiniones y a la búsqueda de la verdad.
Una verdad que les hace libres ya por el hecho mismo de buscarla, aunque no siempre se encuentre, ni se sepa en ocasiones qué verdad es la encontrada.
El buen periodista hace lo que tiene que hacer, guste o no al político y al imbécil, pese a los agradecimientos y a las amenazas.
El PP insinúa que prescindirá de Ana Pastor para "Los Desayunos de TVE" http://t.co/HwWGGyl y hay quien piensa, como Julia Otero, que Mahmud Almadineyad haría lo mismo.
Nadie de la profesión se ha quedado indiferente ante la advertencia del diputado y portavoz del PP en la comisión de control de RTVE, Ramón Moreno, con esa sugerencia en su blog Aquí no Hay Interferencias.
Tampoco Antón Losada, que en twitter deja claro: "Qué sectario hay que ser para cuestionar la independencia de los demás. Qué prepopente, qué egolatra y qué estúpido hay que ser."
Malos tiempos para los mensajeros...
Está claro que los periodistas no son dioses. Ni siquiera objetivos. Son sujetos y, forzosamente, reflejan una carga subjetiva. Pero el buen periodista, que haberlos haylos, tiende a la neutralidad, al contraste de fuentes y opiniones y a la búsqueda de la verdad.
Una verdad que les hace libres ya por el hecho mismo de buscarla, aunque no siempre se encuentre, ni se sepa en ocasiones qué verdad es la encontrada.
El buen periodista hace lo que tiene que hacer, guste o no al político y al imbécil, pese a los agradecimientos y a las amenazas.
El PP insinúa que prescindirá de Ana Pastor para "Los Desayunos de TVE" http://t.co/HwWGGyl y hay quien piensa, como Julia Otero, que Mahmud Almadineyad haría lo mismo.
"El buen periodista hace lo que tiene que hacer, guste o no al político y al imbécil..."Otros colegas, sin embargo, se atreven a aconsejar a González Pons, caso de Germán Yanke: "Cuando vuelvas a la política llama a ese consejero de TVE y dile que se calle si no tiene nada inteligente que decir..."
Nadie de la profesión se ha quedado indiferente ante la advertencia del diputado y portavoz del PP en la comisión de control de RTVE, Ramón Moreno, con esa sugerencia en su blog Aquí no Hay Interferencias.
Tampoco Antón Losada, que en twitter deja claro: "Qué sectario hay que ser para cuestionar la independencia de los demás. Qué prepopente, qué egolatra y qué estúpido hay que ser."
Malos tiempos para los mensajeros...
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