martes, 16 de agosto de 2011

¡No soy puta… soy periodista!!!

Agitando un carnet, la guapa Karen Lotter gritaba “¡No soy puta, soy periodista!”. El problema es que aquel cartoncito era lo único que llevaba puesto. Y su compañero de cama en el burdel también sacó un carnet y vociferó “¡No soy cliente, soy policía!”.
¿Qué historia tan extraña es ésta? Es de las buenas, de aquellas que los colegas deben conocer para contemplar hasta qué extremo pueden llegar algunos buenos periodistas de investigación.

En 1991 nuestra colega Karen, del “Weekly Mail” de Johannesburgo, decidió culminar un reportaje sobre abusos policiales a prostitutas haciéndose pasar por una de ellas. Era la mejor manera, pensó, de atrapar con las manos en la masa a esos malos detectives.
Se puso de acuerdo con el operador de las “señoritas de compañía” y se instaló en el hotel en que aquellas trabajaban, a esperar a que llegara la policía.
El proxeneta, que estaba contento con la idea de vengarse de los policías, se enteró de aquella noche habría redada y se lo advirtió a Karen, quien se preparó para culminar su reportaje.
Llegaron los cliente, se hicieron los tratos y Karen marchó a una habitación con un caballero que, para su infinita sorpresa ¡era un policía miembro de “Brigada contra el Vicio”!!
Los policías que sorprendieron a la pareja acusaron formalmente a la todavía presunta periodista de ejercer la prostitución clandestina. Pero ella ya tenía el material que necesitaba y apenas liberada bajo fianza publicó en su revista un apabullante informe sobre los métodos policiales, abusos y extorsión a las prostitutas.
La venganza policial no se hizo esperar y los fiscales insistieron en que Karen Lotter mentía, que era prostituta profesional y que aquello del carnet y el reportaje eran solo coartadas para encubrir su verdadero oficio.
Por supuesto el caso llegó a los periódicos y al gremio y durante días el juicio acaparó la atención pública porque, entre otras cosas, se debatía si era válido que una periodista pusiera trampas de tal envergadura para conseguir la noticia-denuncia que buscaba.
El Tribunal sudafricano falló en abril del 92 a favor de Karen Lotter y la absolvió del cargo de prostitución clandestina porque, dijo en la sentencia, “merecía el beneficio de la duda”.
Nuestra guapa, emprendedora y valerosa colega tenía entonces 31 años y hoy sigue siendo una respetada e importante profesional con éxitos en su trabajo de Investigación (les recomiendo buscarla vía Google). Pero sin duda aquella faena del burdel pasará a la historia del periodismo temerario y de sacrificio extremo por lograr una buena noticia.


Así lo cuenta Juan Gargurevich http://tiojuan.wordpress.com/2011/08/13/%C2%A1no-soy-puta-soy-periodista/

Periodista, Decano de la Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación de la Pontificia Universidad Católica del Perú. También profesor en la Universidad Nacional de San Marcos. ¿Especialidad? Periodismo y su historia. Autor de varios libros sobre el tema. ¿El último? "Introducción a la Historia del Periodismo". Presidente del Club de Periodistas del Perú, que reúne a colegas que buscamos amistad y reconocimiento.

  

sábado, 13 de agosto de 2011

La insortable levedad del ser...político

El crítico es el enemigo. Por eso hay que matar al mensajero. Aunque pregunte por lo que cualquier ciudadano querría saber. Todo sea por el partido. La insana costumbre de ejercer poltrona donde no se tiene ni idea profesional, pero se cobra bien, tiene estas cosas.

Está claro que los periodistas no son dioses. Ni siquiera objetivos. Son sujetos y, forzosamente, reflejan una carga subjetiva. Pero el buen periodista, que haberlos haylos, tiende a la neutralidad, al contraste de fuentes y opiniones y a la búsqueda de la verdad.

Una verdad que les hace libres ya por el hecho mismo de buscarla, aunque no siempre se encuentre, ni se sepa en ocasiones qué verdad es la encontrada.

El buen periodista hace lo que tiene que hacer, guste o no al político y al imbécil, pese a los agradecimientos y a las amenazas.

El PP insinúa que prescindirá de Ana Pastor para "Los Desayunos de TVE" http://t.co/HwWGGyl y hay quien piensa, como Julia Otero, que Mahmud Almadineyad haría lo mismo.

"El buen periodista hace lo que tiene que hacer, guste o no al político y al imbécil..."
Otros colegas, sin embargo, se atreven a aconsejar a González Pons, caso de Germán Yanke: "Cuando vuelvas a la política llama a ese consejero de TVE y dile que se calle si no tiene nada inteligente que decir..."
Nadie de la profesión se ha quedado indiferente ante la advertencia del diputado y portavoz del PP en la comisión de control de RTVE, Ramón Moreno, con esa sugerencia en su blog Aquí no Hay Interferencias.

Tampoco Antón Losada, que en twitter deja claro: "Qué sectario hay que ser para cuestionar la independencia de los demás. Qué prepopente, qué egolatra y qué estúpido hay que ser."

Malos tiempos para los mensajeros...