miércoles, 4 de octubre de 2017

Confusión

Hay confusión, mucha confusión. Felipe VI ha hablado. Lo ha hecho como Jefe de Estado, como Rey, para monárquicos y republicanos, de derechas, de centro y de izquierdas en todo su abanico de variantes. Y a unos españoles les ha parecido bien y a otros no tanto. Y parece que hay confusión porque el Govern de la Generalitat de Cataluña se ha empeñado en que los catalanes no admitan algo que es evidente, Cataluña es parte de España y se autogobierna de acuerdo a la Constitución y el Estatut. La verdadera razón, quizás, no es, siquiera, la independencia. ¿Se antoja una huída hacia adelante con el propósito de escapar de la incompetencia, de la Justicia por la corrupción del 3 por ciento -problema de CiU y don Artur-, de las empresas de aguas y el Ayuntamiento de Girona, entre otros, y del robo -dicen de España- cuando el ladrón principal estaba en casa, era comisionista y había mostrado durante décadas tintes honorables? Si no, ¿qué coño es la UDEF? Hay confusión. Los catalanes se creen que España les ha robado cuando sus representantes convergentes han pactado durante años y han sostenido -a cambio de dinero y recursos extra- a gobiernos españoles. Hay confusión. Hay desconocimiento. Sobre todo de los jóvenes. De muchos jóvenes que viven en Cataluña que no han vivido ni el fascismo, ni el franquismo ni la Transición. Y no porque uno quiera hablar de ello, sino porque esos jóvenes si lo han hecho estos días sin saber qué decían. Hay confusión. Hasta de banderas independentistas. La 'blava', burguesa; la 'vermella', de izquierdas; la 'verda', ecologista, animalista, antimilitarista; o la anarquista. Todas se han visto estos días, aunque ¿quién llevaba cuál? Hay confusión. Y engaño. ¿Qué van a decir estos dirigentes a los catalanes que se han creído que habrá una independencia que no tendrán? La base de la convivencia y de la defensa de las legítimas creencias es el Estado de Derecho. Se puede discrepar, enfrentar y cuestionar cualquier idea o aspiración. Incluso cambiar el ordenamiento jurídico para hacer viable las aspiraciones, pero no saltarse las leyes que todos nos hemos dado, incluidos los catalanes. La razón es simple: si nos saltamos la ley y no pasa nada, nadie estará seguro. Y nadie se sentirá obligado a reconocer ni a cumplir con sus obligaciones, sean cuales sean, con institución alguna, como las supuestas 'nuevas e independientes' catalanas. ¿Con qué base, seguridad y garantías jurídicas? Hay confusión en esta España, estado social, democrático y de derecho. Tanto que representantes de uno de los territorios, como el catalán, ha estado durante años decidiendo sobre el futuro de los demás españoles con el respaldo a los presupuestos nacionales en el Congreso. Ha podido ser un error intentar evitar que la gente vote en una consulta que ya estaba invalidada legalmente y que, fuera cual fuese el resultado, estaba invalidada dentro y fuera de nuestras fronteras. Tampoco hacía falta echar a los pies de los caballos a la Policía Nacional y la Guardia Civil, que cumplieron con las tareas que les encomendaron ante situaciones, no olvidemos, ilegales. Pacíficas en su mayoría un día y no tanto durante los tres siguientes. Los heridos los han puesto las dos partes en conflicto el 1-O. Hay confusión. Como la del señor Mas, don Artur, su gobierno y los demás diputados cuando tuvieron que llegar al Parlament en helicóptero ante la masa de indignados, convocados por el 15-M. Bloqueaban los accesos para que no se aprobaran los presupuestos, que contemplaban fuerte recortes. Fue el 15 de junio de 2011. Los antidisturbios de los Mossos detuvieron a seis personas. 45 manifestantes, de sólo 1.000, resultaron heridos. 18 Mossos también. Si se extrapolan los números... Hay confusión. Tanta como la de creer que España y quien la gobierna, sea quien sea, o Cataluña y su govern, sea el que sea, es lo mismo. Hay confusión. Hay mucha confusión. Con los indignados se creyó que la fractura social, con los políticos y los Mossos en Cataluña, ante la gravedad de la situación, sería insalvable. El 1-O muchos de esos catalanes aplaudían al Govern y a los Mossos. No crean que todo está perdido. Y además, también quieren seguir siendo españoles más de la mitad de los catalanes. ¡No se confundan!

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