Siempre es motivo de orgullo y satisfacción -¿de qué me suena esa muletilla?...- que la gente pueda tener en la vida, al menos, una segunda oportunidad. Para alguna incluso es la primera con el hecho de poder contar con una vivienda propia, su vivienda, gracias a la ayuda de las administraciones públicas.
Para 17 familias, en cualquiera de sus posibles modalidades, ha llegado ese día, el primer día del día de mañana. Ese futuro prometedor que empieza, cosas del destino, un martes y 13, a las 13 horas.
17 llaves que abren puertas de esperanza, precisamente ahora que estamos en la antesala de la Navidad o solsticio de invierno, como más guste.
Ha sido como la magia de una lotería con las bolas marcadas con los nombres, como una epifanía antes que las de los Magos de Oriente.
17 llaveros que abren otras tantas viviendas que se comenzaron en 2009, que se terminaron en 2010 y que se entregan en 2011 con total protección. Es oficial.
17 son también los oficiales representantes municipales. 17 los de antes, entre los que estaban los que las encargaron. 17 los de ahora, entre los que están los que las recepcionaron. Muchos de los 17 estaban antes y están ahora.
El acto ha sido sencillo. La imagen pública ofrecida, excelente. Quizás lo que siempre ha añorado el sanluqueño. Se han reconocido los esfuerzos de unos y de otros, se les ha dado sitio a unos y a otros y se han presentado unidos los representantes de los sanluqueños ante los ciudadanos agraciados.
Justo es dar al César lo que es del César y al gato lo que es del gato. Todos los munícipes presentes en Huerta Cáliz le han puesto el cascabel.
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