Siempre es motivo de orgullo y satisfacción -¿de qué me suena esa muletilla?...- que la gente pueda tener en la vida, al menos, una segunda oportunidad. Para alguna incluso es la primera con el hecho de poder contar con una vivienda propia, su vivienda, gracias a la ayuda de las administraciones públicas.
Para 17 familias, en cualquiera de sus posibles modalidades, ha llegado ese día, el primer día del día de mañana. Ese futuro prometedor que empieza, cosas del destino, un martes y 13, a las 13 horas.
17 llaves que abren puertas de esperanza, precisamente ahora que estamos en la antesala de la Navidad o solsticio de invierno, como más guste.
Ha sido como la magia de una lotería con las bolas marcadas con los nombres, como una epifanía antes que las de los Magos de Oriente.
17 llaveros que abren otras tantas viviendas que se comenzaron en 2009, que se terminaron en 2010 y que se entregan en 2011 con total protección. Es oficial.
17 son también los oficiales representantes municipales. 17 los de antes, entre los que estaban los que las encargaron. 17 los de ahora, entre los que están los que las recepcionaron. Muchos de los 17 estaban antes y están ahora.
El acto ha sido sencillo. La imagen pública ofrecida, excelente. Quizás lo que siempre ha añorado el sanluqueño. Se han reconocido los esfuerzos de unos y de otros, se les ha dado sitio a unos y a otros y se han presentado unidos los representantes de los sanluqueños ante los ciudadanos agraciados.
Justo es dar al César lo que es del César y al gato lo que es del gato. Todos los munícipes presentes en Huerta Cáliz le han puesto el cascabel.
Cuaderno en el que contar lo que pasa y lo que se puede demostrar, propio y ajeno, desde cualquier punto de vista, oral o escrito...y más allá.
lunes, 19 de diciembre de 2011
sábado, 3 de diciembre de 2011
El reparto bicéfalo
Ya han pasado algunos meses desde que los sanluqueños decidieron encomendar el futuro inmediato de su pueblo, Sanlúcar la Mayor, a regidores distintos a los que terminaron mandato. Aunque no lo hicieron de forma directa, la evidencia de la corresponsabilidad de los votantes de las distintas opciones con lo que a posteriori puede suceder, huelga. La aritmética política manda en democracia. Y cuatro (APSM) más cinco (PP) son más que ocho (PSOE).
Los cambios con la nueva Administración local Naranjo-Pérez ya se notan respecto a la anterior. Son tiempos difíciles que nadie cuestiona y, tras los primeros recortes que supuso el "adelgazamiento" del personal al servicio del consistorio, los pequeños detalles y las formas relucen más que el fondo, que de por sí es profundo.
Nadie niega el empeño que unos y otros ponen, desde el color del cristal con el que miran, en que se salga adelante. Sin embargo, aunque parecen iguales, existen connotaciones, cuanto menos curiosas, que rozan la perplejidad de los que viven día a día la realidad sanluqueña.
El reparto de poder entre los socios de gobierno ya tiene su cosa. Primero, porque cuesta entender -sólo cuesta-, que quien menos representación popular tiene dentro del ejecutivo municipal asuma las piezas clave que definirán la gestión y condicionarán todo el mandato, no sólo los dos primeros años en los que ostenta la alcaldía y presidencia del consistorio.
"Son como la cara y la cruz de una moneda. El azar va decidiendo, cada vez, quién queda encima y quién debajo."
Gobierno municipal de Sanlúcar la Mayor (APSM-PP)
Segundo, porque más temprano que tarde provocará los roces propios de dos mecanismos que deberían ensamblar a la perfección para tan ardua tarea, ante la falta de ese aceite lubricador que actúe para evitar el desgaste entre las piezas.
Y eso se nota desde el primer día de ejercicio. Al alcalde, con independencia de la persona, el otro socio de gobierno enfrenta a un "vicealcalde", figura con la que se pretende ensalzar a su líder, sin consistencia ni reconocimiento legal, que sólo aparece tras la aprobación de la Ley de Medidas para la Modernización del Gobierno Local o Ley de Grandes Ciudades.
El esbozo de una sonrisa siempre aflora en los actos de carácter público por la notoriedad de ambas presencias, las de los cabezas de lista de las fuezas coaligadas, máximos dirigentes del Gobierno municipal, y el peculiar comportamiento social. Son como la cara y la cruz de una moneda. El azar va decidiendo, cada vez, quien queda encima y quién debajo.
Tercero, por las competencias. Quizás por la misma razón, los poderes de uno y otro grupo se solapan con el ejercicio o el vacío de poder. Ya aparecen las contradicciones, decisiones enfrentadas, pareceres contrapuestos y malestar interno. Y se percibe, como consecuencia, la falta de coordinación no ya en lo importante sino en lo cotidiano.
Son riesgos legítimos que se corren cuando toca decidir y, como en todo, unas veces salen bien y otras no tanto.
jueves, 18 de agosto de 2011
Con permiso
Los nuevos gobiernos municipales surgidos de las elecciones del pasado 22 de mayo cumplen 50 días en el poder. En mi pueblo, Sanlúcar la Mayor, con poco más de 13.000 habitantes, cambió el color del ejecutivo local.
Tras dos mandatos -que no legislaturas- del PSOE, el primero con mayoría absoluta y el segundo simple, se produjo el relevo en el gobierno del consistorio sanluqueño. Un cambio que no se derivó de una decisión drástica del votante porque el resultado de los comicios de este 2011 fue similar al de los anteriores, 8 ediles para los socialistas, 5 para el Partido Popular (PP) y 4 para Alternativa Por Sanlúcar la Mayor (APSM).
El alcalde, en esta ocasión, es Juan Antonio Naranjo, líder de APSM, que ha llegado al primer sillón municipal tras el pacto de gobierno de su formación con el PP, que encabeza Antonio Manuel Pérez. Con este panorama, el anterior alcalde Raúl Castilla -que sustituyó al fallecido Juan Escámez-, es el referente de la oposición.
Después de 50 días de gobierno municipal el ambiente político sigue tan enrarecido como crispado entre los ediles de las tres formaciones y entre los militantes y simpatizantes de unos y de otros. Parece que todavía ninguno de los protagonistas ha asumido su papel.
El PSOE partía con la ventaja del mayor número de votos, de concejales y de experiencia de gobierno en solitario con mayor o menor respaldo. Sin embargo, esa experiencia entre sus dirigentes les hacía intuir que esta vez la falta de mayoría absoluta les iba a dejar en la oposición, pese a la casi exigencia, más que un deseo, de que se dejara gobernar a la lista más votada.
Nada más lejos de la realidad. La misma realidad que cambió el parecer del presidente del PP andaluz, Javier Arenas, que también había promovido que ejercieran los gobiernos locales las listas más votadas. Curiosamente el impedir que los socialistas gobernaran tampoco les ha dado la alcaldía a los populares, socios en el equipo de gobierno.
Mientras que el PP parece estar en segunda fila esperando su turno en la segunda mitad del mandato, APSM hace ostentación del primer sillón municipal, que le otorga la presidencia del Ayuntamiento sanluqueño, y de las delegaciones con más peso para sus 4 de los 17 concejales de la corporación.
Clara está la reivindicación socialista, con su mayoría de 8 representantes municipales. Pero las matemáticas enseñan que 4 y 5 son 9 y 9 son más que 8. Una numerología que, además, está respaldada por la legalidad y el sistema establecido, que es el que es, guste o no, mientras no se cambie.
De la misma medicina debe tomar nota quien proclama, PP, una intención que luego sigue según convenga dónde, cómo y en qué. Se puede decir muy alto pero no más claro. La normativa es la que es y está vigente. Y si no gusta, que los políticos propongan y los ciudadanos dispongan.
Y si votantes de uno u otro socio en esto de los pactos se considera decepcionado, ya sabe. Dentro de cuatro de años sigue siendo libre. La política es así, porque la ética es otra cosa.
Después está la hora de la verdad. En campaña electoral ni Alicia estaría más a gusto en su país de las maravillas. Luego, tras decisión de urnas primero y pactos o no después, todo lo podemos ver como Gulliver en sus viajes dependiendo de la fuerza real y moral.
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Tras dos mandatos -que no legislaturas- del PSOE, el primero con mayoría absoluta y el segundo simple, se produjo el relevo en el gobierno del consistorio sanluqueño. Un cambio que no se derivó de una decisión drástica del votante porque el resultado de los comicios de este 2011 fue similar al de los anteriores, 8 ediles para los socialistas, 5 para el Partido Popular (PP) y 4 para Alternativa Por Sanlúcar la Mayor (APSM).
El alcalde, en esta ocasión, es Juan Antonio Naranjo, líder de APSM, que ha llegado al primer sillón municipal tras el pacto de gobierno de su formación con el PP, que encabeza Antonio Manuel Pérez. Con este panorama, el anterior alcalde Raúl Castilla -que sustituyó al fallecido Juan Escámez-, es el referente de la oposición.
Después de 50 días de gobierno municipal el ambiente político sigue tan enrarecido como crispado entre los ediles de las tres formaciones y entre los militantes y simpatizantes de unos y de otros. Parece que todavía ninguno de los protagonistas ha asumido su papel.
El PSOE partía con la ventaja del mayor número de votos, de concejales y de experiencia de gobierno en solitario con mayor o menor respaldo. Sin embargo, esa experiencia entre sus dirigentes les hacía intuir que esta vez la falta de mayoría absoluta les iba a dejar en la oposición, pese a la casi exigencia, más que un deseo, de que se dejara gobernar a la lista más votada.
Nada más lejos de la realidad. La misma realidad que cambió el parecer del presidente del PP andaluz, Javier Arenas, que también había promovido que ejercieran los gobiernos locales las listas más votadas. Curiosamente el impedir que los socialistas gobernaran tampoco les ha dado la alcaldía a los populares, socios en el equipo de gobierno.
Mientras que el PP parece estar en segunda fila esperando su turno en la segunda mitad del mandato, APSM hace ostentación del primer sillón municipal, que le otorga la presidencia del Ayuntamiento sanluqueño, y de las delegaciones con más peso para sus 4 de los 17 concejales de la corporación.
Clara está la reivindicación socialista, con su mayoría de 8 representantes municipales. Pero las matemáticas enseñan que 4 y 5 son 9 y 9 son más que 8. Una numerología que, además, está respaldada por la legalidad y el sistema establecido, que es el que es, guste o no, mientras no se cambie.
De la misma medicina debe tomar nota quien proclama, PP, una intención que luego sigue según convenga dónde, cómo y en qué. Se puede decir muy alto pero no más claro. La normativa es la que es y está vigente. Y si no gusta, que los políticos propongan y los ciudadanos dispongan.
Y si votantes de uno u otro socio en esto de los pactos se considera decepcionado, ya sabe. Dentro de cuatro de años sigue siendo libre. La política es así, porque la ética es otra cosa.
Después está la hora de la verdad. En campaña electoral ni Alicia estaría más a gusto en su país de las maravillas. Luego, tras decisión de urnas primero y pactos o no después, todo lo podemos ver como Gulliver en sus viajes dependiendo de la fuerza real y moral.
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martes, 16 de agosto de 2011
¡No soy puta… soy periodista!!!
Agitando un carnet, la guapa Karen Lotter gritaba “¡No soy puta, soy periodista!”. El problema es que aquel cartoncito era lo único que llevaba puesto. Y su compañero de cama en el burdel también sacó un carnet y vociferó “¡No soy cliente, soy policía!”.
¿Qué historia tan extraña es ésta? Es de las buenas, de aquellas que los colegas deben conocer para contemplar hasta qué extremo pueden llegar algunos buenos periodistas de investigación.
En 1991 nuestra colega Karen, del “Weekly Mail” de Johannesburgo, decidió culminar un reportaje sobre abusos policiales a prostitutas haciéndose pasar por una de ellas. Era la mejor manera, pensó, de atrapar con las manos en la masa a esos malos detectives.
Se puso de acuerdo con el operador de las “señoritas de compañía” y se instaló en el hotel en que aquellas trabajaban, a esperar a que llegara la policía.
El proxeneta, que estaba contento con la idea de vengarse de los policías, se enteró de aquella noche habría redada y se lo advirtió a Karen, quien se preparó para culminar su reportaje.
Llegaron los cliente, se hicieron los tratos y Karen marchó a una habitación con un caballero que, para su infinita sorpresa ¡era un policía miembro de “Brigada contra el Vicio”!!
Los policías que sorprendieron a la pareja acusaron formalmente a la todavía presunta periodista de ejercer la prostitución clandestina. Pero ella ya tenía el material que necesitaba y apenas liberada bajo fianza publicó en su revista un apabullante informe sobre los métodos policiales, abusos y extorsión a las prostitutas.
La venganza policial no se hizo esperar y los fiscales insistieron en que Karen Lotter mentía, que era prostituta profesional y que aquello del carnet y el reportaje eran solo coartadas para encubrir su verdadero oficio.
Por supuesto el caso llegó a los periódicos y al gremio y durante días el juicio acaparó la atención pública porque, entre otras cosas, se debatía si era válido que una periodista pusiera trampas de tal envergadura para conseguir la noticia-denuncia que buscaba.
El Tribunal sudafricano falló en abril del 92 a favor de Karen Lotter y la absolvió del cargo de prostitución clandestina porque, dijo en la sentencia, “merecía el beneficio de la duda”.
Nuestra guapa, emprendedora y valerosa colega tenía entonces 31 años y hoy sigue siendo una respetada e importante profesional con éxitos en su trabajo de Investigación (les recomiendo buscarla vía Google). Pero sin duda aquella faena del burdel pasará a la historia del periodismo temerario y de sacrificio extremo por lograr una buena noticia.
Así lo cuenta Juan Gargurevich http://tiojuan.wordpress.com/2011/08/13/%C2%A1no-soy-puta-soy-periodista/
¿Qué historia tan extraña es ésta? Es de las buenas, de aquellas que los colegas deben conocer para contemplar hasta qué extremo pueden llegar algunos buenos periodistas de investigación.
En 1991 nuestra colega Karen, del “Weekly Mail” de Johannesburgo, decidió culminar un reportaje sobre abusos policiales a prostitutas haciéndose pasar por una de ellas. Era la mejor manera, pensó, de atrapar con las manos en la masa a esos malos detectives.
Se puso de acuerdo con el operador de las “señoritas de compañía” y se instaló en el hotel en que aquellas trabajaban, a esperar a que llegara la policía.
El proxeneta, que estaba contento con la idea de vengarse de los policías, se enteró de aquella noche habría redada y se lo advirtió a Karen, quien se preparó para culminar su reportaje.
Llegaron los cliente, se hicieron los tratos y Karen marchó a una habitación con un caballero que, para su infinita sorpresa ¡era un policía miembro de “Brigada contra el Vicio”!!
Los policías que sorprendieron a la pareja acusaron formalmente a la todavía presunta periodista de ejercer la prostitución clandestina. Pero ella ya tenía el material que necesitaba y apenas liberada bajo fianza publicó en su revista un apabullante informe sobre los métodos policiales, abusos y extorsión a las prostitutas.
La venganza policial no se hizo esperar y los fiscales insistieron en que Karen Lotter mentía, que era prostituta profesional y que aquello del carnet y el reportaje eran solo coartadas para encubrir su verdadero oficio.
Por supuesto el caso llegó a los periódicos y al gremio y durante días el juicio acaparó la atención pública porque, entre otras cosas, se debatía si era válido que una periodista pusiera trampas de tal envergadura para conseguir la noticia-denuncia que buscaba.
El Tribunal sudafricano falló en abril del 92 a favor de Karen Lotter y la absolvió del cargo de prostitución clandestina porque, dijo en la sentencia, “merecía el beneficio de la duda”.
Nuestra guapa, emprendedora y valerosa colega tenía entonces 31 años y hoy sigue siendo una respetada e importante profesional con éxitos en su trabajo de Investigación (les recomiendo buscarla vía Google). Pero sin duda aquella faena del burdel pasará a la historia del periodismo temerario y de sacrificio extremo por lograr una buena noticia.
Así lo cuenta Juan Gargurevich http://tiojuan.wordpress.com/2011/08/13/%C2%A1no-soy-puta-soy-periodista/
sábado, 13 de agosto de 2011
La insortable levedad del ser...político
El crítico es el enemigo. Por eso hay que matar al mensajero. Aunque pregunte por lo que cualquier ciudadano querría saber. Todo sea por el partido. La insana costumbre de ejercer poltrona donde no se tiene ni idea profesional, pero se cobra bien, tiene estas cosas.
Está claro que los periodistas no son dioses. Ni siquiera objetivos. Son sujetos y, forzosamente, reflejan una carga subjetiva. Pero el buen periodista, que haberlos haylos, tiende a la neutralidad, al contraste de fuentes y opiniones y a la búsqueda de la verdad.
Una verdad que les hace libres ya por el hecho mismo de buscarla, aunque no siempre se encuentre, ni se sepa en ocasiones qué verdad es la encontrada.
El buen periodista hace lo que tiene que hacer, guste o no al político y al imbécil, pese a los agradecimientos y a las amenazas.
El PP insinúa que prescindirá de Ana Pastor para "Los Desayunos de TVE" http://t.co/HwWGGyl y hay quien piensa, como Julia Otero, que Mahmud Almadineyad haría lo mismo.
Nadie de la profesión se ha quedado indiferente ante la advertencia del diputado y portavoz del PP en la comisión de control de RTVE, Ramón Moreno, con esa sugerencia en su blog Aquí no Hay Interferencias.
Tampoco Antón Losada, que en twitter deja claro: "Qué sectario hay que ser para cuestionar la independencia de los demás. Qué prepopente, qué egolatra y qué estúpido hay que ser."
Malos tiempos para los mensajeros...
Está claro que los periodistas no son dioses. Ni siquiera objetivos. Son sujetos y, forzosamente, reflejan una carga subjetiva. Pero el buen periodista, que haberlos haylos, tiende a la neutralidad, al contraste de fuentes y opiniones y a la búsqueda de la verdad.
Una verdad que les hace libres ya por el hecho mismo de buscarla, aunque no siempre se encuentre, ni se sepa en ocasiones qué verdad es la encontrada.
El buen periodista hace lo que tiene que hacer, guste o no al político y al imbécil, pese a los agradecimientos y a las amenazas.
El PP insinúa que prescindirá de Ana Pastor para "Los Desayunos de TVE" http://t.co/HwWGGyl y hay quien piensa, como Julia Otero, que Mahmud Almadineyad haría lo mismo.
"El buen periodista hace lo que tiene que hacer, guste o no al político y al imbécil..."Otros colegas, sin embargo, se atreven a aconsejar a González Pons, caso de Germán Yanke: "Cuando vuelvas a la política llama a ese consejero de TVE y dile que se calle si no tiene nada inteligente que decir..."
Nadie de la profesión se ha quedado indiferente ante la advertencia del diputado y portavoz del PP en la comisión de control de RTVE, Ramón Moreno, con esa sugerencia en su blog Aquí no Hay Interferencias.
Tampoco Antón Losada, que en twitter deja claro: "Qué sectario hay que ser para cuestionar la independencia de los demás. Qué prepopente, qué egolatra y qué estúpido hay que ser."
Malos tiempos para los mensajeros...
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