Todos lo esperaban, como agua de mayo. El presidente de la Junta de Andalucía apareció en televisión. Más o menos vino a decir que no quería, pero que no quedaba más remedio. Más medidas, más restricciones, menos movilidad, más en casa, menos calle y si solo es para lo esencial, mejor.
Aunque parece fácil, no lo es. Hay muchos supuestos en lo social o en lo económico, por ejemplo, que no ha resuelto lo político. Quienes gobiernan este país, las 17 comunidades y las dos ciudades autónomas deben de tener claro cómo vamos a sobrevivir mientras que se consigue y se pone a disposición la vacuna contra el coronavirus.
Lo esencial, menos movimiento, menos actividad, más ayuda, más cuidados, más asistencia, más transparencia, más verdad, más solidaridad. Se está comprobando que todos somos parte del problema de la pandemia, pero que también todos somos parte de la solución.
Por el momento en Andalucía paramos lo no esencial a las 18:00 horas. Adelantamos el toque de queda a las 22:00 horas y lo alargamos hasta las 07:00 horas del día siguiente. Los universitarios no tendrán que ir a clase, salvo para las prácticas, pero seguirán el curso mediante las nuevas tecnologías.
Aún deben pasar unos días para contrastar los resultados tras las medidas adoptadas. Parece que hoy se estabiliza la cifra de fallecidos, baja la de nuevos contagios, pero aumenta los ingresos en UCI. Hay gente en el pueblo que se resigna, otros que se rebelan y otros que empiezan a mostrar cierto derrotismo, por cansancio, ante la COVID-19.
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